Guía práctica para no dejarse manipular
El ciclo de la manipulación
En muchas ocasiones decimos sí, cuando queremos decir no, y nos dejamos llevar por personas abusivas. Esto mengua nuestra autoestima y a largo plazo puede generar estrés. Es difícil congeniar los compromisos y el querer agradar a todo el mundo, y convivir con nuestras opiniones y apetencias personales.
Es posible salir del ciclo de la manipulación con las herramientas adecuadas.
La baja autoestima
Estas pequeñas cesiones de nuestro tiempo y esfuerzo por algo que en realidad no queremos hacer sólo acaba perjudicándonos. Podemos llegar al punto en el que nos reprochemos a nosotros mismos los silencios sumisos, las obediencias indebidas, las sonrisas apaciguadoras y un largo etcétera de gestos que hacemos contra nuestra más profunda voluntad, pero que entran en el conjunto de lo «aceptado socialmente».
Respeto
La pertenencia a un grupo social, ya sea familiar, laboral, amistoso o una relación de pareja; debe ser escogido con libertad. Esto implica la capacidad de poder expresar lo que pensamos y nos apetece en cada momento, sin miedo. Las personas que te rechacen por expresar tu opinión no te respetan, por lo que probablemente no merezcan tu compañía.
El estrés
Cuando nos sometemos a una manipulación nuestra mente comienza a culpabilizarnos. El sentimiento de querer librarse de esas riendas, choca con una personalidad complaciente y esto genera estrés. Esta lucha interna es la que más nos afecta, nos hace sentirnos estúpidos y crear un diálogo interno negativo de nosotros mismos. Y este círculo vuelve a centrarse en una baja autoestima fácil de manipular de nuevo.
El amor propio y el auto-respeto son las bases de la asertividad.
Salir del ciclo
Es posible salir del ciclo de la baja autoestima, aprendiendo a no sentirnos culpables por hacer valer nuestros derechos. Deberemos aprender también a expresar la ira de una manera controlada y socialmente correcta, a oponernos, a expresar opiniones contrarias sin miedo. En resumen la clave es la asertividad: un punto medio en el que podrás expresar tu opinión sin violar los derechos de los demás.
Recuerda siempre que el primer respeto te lo debes a ti mismo. La dignidad y los principios propios de cada persona no son algo negociable, por ello debes hacer respetar los tuyos. Sólo así conseguirás vivir una vida plena, libre y feliz.
Concha de la Torre
Psicóloga Clínica
Creadora y directora del programa DIESTRES